Terminas la carrera con aires de superación, con ganas de comerte el mundo y al pisar el suelo fuera de la facultad, caes en la cuenta de lo poco que te enseñaron. De cómo la teoría y la práctica son mundo completamente diferentes. Decidida a aprender más y adquirir experiencia, tomas la decisión de continuar estudiando, de especializar un poco más tu conocimiento y conseguir experiencia con prácticas (no remuneradas, por supuesto) y así, vuelves a tropezar con la realidad. La teoría te la sabes de memoria, hasta la ultima palabra. Pero... cada persona es un mundo (es una frase muy hecha, pero transmite toda la verdad) y la teoría se va a lo más profundo de tu cortex cerebral, allí dónde aunque accesible, es inutilizable y te das cuenta una vez más de lo precario de la educación superior (al menos en el ámbito en el me muevo yo). No dejas que esto te pare, te esfuerzas y haces todo lo posible en adquirir un mínimo de experiencia en esas prácticas (no remuneradas que están incluidas en tu curriculum académico).
Entonces, chocas con otro muro. Uno mucho más grande, más imponente y muchísimo más frustrante (como si no tuviéramos suficiente). El mundo real, fuera de las prácticas externas, alejado del ceno de la universidad que te ha formado y de la vida académica te pide EXPERIENCIA LABORAL. Una experiencia que nadie está dispuesto a poner al abasto de los recién gradados.
A ver si nos entendemos señores: para conseguir un trabajo remunerado como una persona normal después de haber estudiado 4 años de carrera y 1 año y medio de máster (obligatorio para "formar parte del sistema sanitario") necesito haber trabajado al menos 1 año y tener "experiencia" pero nadie está dispuesto a ofrecerme ningún tipo de relación laboral en la que poder conseguir esta experiencia. Por tanto, no soy apta para ninguna oferta laboral. ¿Cómo se supone entonces que consiga la experiencia TAN deseada por los señores exquisitos del mercado laboral? ¿De qué manga los jóvenes recién graduados tenemos que sacarnos tan preciado tesoro?. Estamos destinados a realizar trabajos que nada tienen que ver con nuestra formación y que por tanto, no forman parte de la tan deseada experiencia en el campo que nos concierne.
Y en esa estamos, rompiéndonos la cabeza, destruyéndonos los cesos y sobrecargando las neuronas para lograr, de alguna manera entrar en el mercado laboral. A partir de aquí, no nos queda otra opción más que besarle los pies al primero que nos deje participar, aguantar tonterías y por supuesto, llevarlo con clase y elegancia.
Suerte buscando trabajo.
Stay Strong!!!
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